España es uno de los países líderes en el desarrollo de energías renovables. Los datos son incontrastables. En octubre pasado, que es el último registro oficial acerca del tema, la capacidad eléctrica nacional se estableció en un récord de 106.764 MW. Este incremento fue impulsado por el aporte de las energías renovables. Tal es la importancia del desarrollo de este tipo de fuentes energéticas que en la reciente Cumbre del Clima de Madrid (COP 25) se presentó una ambiciosa proyección con el plan de España para ufuturo energéticon futuro energético limpio dentro de 30 años.
El sistema eléctrico español es uno de los más diversificados de todo el mundo. Existen 14 tecnologías diferentes que proveen de electricidad al sistema central: existente en España: Hidráulica, Bombeo puro, Nuclear, Carbón, Fuel+Gas, Ciclo Combinado, Hidroeólica, Eólica, Solar fotovoltaica, Solar térmica, Térmica renovable/Otras renovables, Térmica no renovable/Cogeneración, Residuos no renovable y Residuos renovables.
Con esta base, y sabiendo que el año pasado España incrementó siete veces su inversión en energías renovables para construir centrales e instalaciones con estas tecnologías verdes, no es difícil imaginar que el futuro de la generación de electricidad en el país será completamente limpio y sin contaminación. De eso se trató el interesante informe que presentaron Acciona y Bloomberg New Energy Finance (BNEF) en la COP25.
Futuro verde gracias a las energías renovables
El informe, titulado “Flexibility Solutions for High- Renewable Energy Systems (Spain)”, indica que frente al 40% actual (aunque la capacidad instalada es superior a la mitad), en 2030 las energías renovables aportarán el 68% de la generación eléctrica total. Y su incidencia en la red eléctrica no se detendrá, sino que se estima que la energía “verde” alcanzará casi el 90% de toda la que consuma España en 2050.
Según el estudio, las energías eólica y solar serán las principales energías renovables en España. Actualmente, entre las dos cubren un cuarto del total de la electricidad que necesitan los españoles. En 2030, esa cifra se duplicará, ya que se calcula que entre ambas energías aportarán el 51% de la generación eléctrica. Los analistas pronosticaron que la energía eólica aportará el 33% de la generación eléctrica del país y la energía solar sumará un 18%. Pero lo más interesante está en 2050. Para ese año, la idea es que entre ambas generen las tres cuartas partes de la electricidad española.
El año pasado, España fue el país que más creció en inversión para energías renovables en todo el planeta. Entre todos los proyectos para construir centrales e instalaciones con estas tecnologías verdes, sumaron un total de 7.800 millones de dólares.
La ley de autoconsumo, vital para el impulso de las energías renovables
La curva ascendente proyectada por BNEF toma muchísima fuerza a partir del año próximo. Es verdad que la sociedad ha tomado conciencia de la importancia del cuidado del medioambiente. Y que la humanidad se comenzó a preocupar por lo dilapidar los recursos naturales de la Tierra, el único planeta que podemos habitar.
Pero más allá de los cambios individuales que podamos realizar en nuestra vida diaria, lo que realmente pueden revertir tendencias son las políticas de Estado a largo plazo. Por eso, no es casualidad que el informe proyecte un crecimiento de manera exponencial de las energías limpias a partir del año próximo. BNEF calcula que desde 2020 podrán comenzarse a notar las consecuencias de la sanción de la ley de autoconsumo energético.
Esta legislación fue aprobada en los primeros días de abril de 2019. La idea de la nueva norma fomente la posibilidad de que los hogares aprovechen la energía solar.
Esta ley sitúa al ciudadano español como centro del modelo energético. De esta manera, cualquier persona puede tener libre acceso a la producción y venta de la energía. Ese derecho también le transfiere una responsabilidad: hacer un consumo eficiente de la energía.
La ley de autoconsumo tiene varios beneficios a quienes apuesten por las energías renovables. Primero, elimina impuestos a la energía consumida de fuentes renovables. Segundo, le permite al usuario verter a la red eléctrica central la energía extra que sus instalaciones produzca. Esto redundara en un reintegro económico para la persona. Tercero, se habilita a los edificios a producir energía solar desde sus azoteas, lo que antes estaba prohibido. También se elimina el tope de potencia permitida para instalar en cada hogar. Y por último, se simplifican los trámites ante el gobierno para poder construir tu propia instalación eléctrica en base a una fuente renovable.
Flexibilidad, la palabra clave para el futuro energético
A pesar de las buenas perspectivas que plantea el informe para nuestro país, también nos remarca aspectos en los que debemos estar muy atentos.
BNEF celebra que España tiene unos objetivos de descarbonización de su sistema eléctrico muy ambiciosos. Pero también advierte que para alcanzarlos, será condición necesaria la implementación de tecnologías que ayuden a equilibrar la oferta y la demanda energética proveniente de diferentes fuentes renovables.
Para eso, el Estado español deberá construir un sistema eléctrico con suficiente flexibilidad para cubrir las necesidades futuras de un sistema bajo en carbono.
Para alcanzar esa tan mentada flexibilidad, hay que desarrollar e impulsar la utilización de baterías de almacenamiento, cargadores inteligentes para vehículos eléctricos e interconectores a otros países o el gas.